El reconocimiento internacional del Estado de Palestina ha sido el principal objetivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) desde que la Declaración de independencia de Palestina proclamase el establecimiento del Estado de Palestina el 15 de noviembre de 1988 en Argel (Argelia) en una sesión extraordinaria del Consejo Nacional Palestino en el exilio.
La declaración de independencia fue rápidamente reconocida por una serie de países[1] y, para finales de dicho año, más de 80 países reconocían al Estado de Palestina.[2] Como parte de un intento por resolver el actual conflicto israelí-palestino, los Acuerdos de Oslo firmados entre Israel y la OLP en septiembre de 1993 establecieron la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como una especie de administración interina de autogobierno en los territorios palestinos. Israel no reconoce a Palestina como un Estado y mantiene el control militar de facto en todos sus territorios.[3]
A 21 de junio de 2024, 145 de los 193 Estados miembros de pleno derecho de las Naciones Unidas (el 75,13%) han reconocido a Palestina.[4] Además, la Santa Sede, que como Palestina, es un Estado observador de la ONU, también la ha reconocido.[5] Por otra parte, la República Árabe Saharaui Democrática, Estado no miembro de la ONU también ha reconocido a Palestina. Muchos de los países que no reconocen al Estado de Palestina sí reconocen, no obstante, a la OLP como «representante del pueblo palestino». El 29 de noviembre de 2012, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución que cambiaba el estatus de Palestina de «entidad» a «estado observador no miembro» tras una votación de 138 votos a favor y 9 en contra, con 41 abstenciones.
Una serie de países entre los que se incluye Israel no reconocen a Palestina, adoptando como postura la idea de que dicho estado solo puede ser establecido mediante negociaciones directas entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina. Los principales obstáculos para un acuerdo definitivo son la delimitación de fronteras definitivas,[6] la seguridad de ambos estados, el acceso al agua,[7] el estatus de Jerusalén junto con el libre acceso a los lugares sagrados,[8] la expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Este[6] y el derecho de retorno de los refugiados palestinos que fueron expulsados o huyeron de sus hogares durante la guerra árabe-israelí de 1948.[9]